Como las estatuas, aún no me he derrumbado tras aquel seismo.
Veo la tierra quebrarse bajo mis pies, pero aún estoy entera viendolo todo, sin atreverme a mover un solo dedo.
Después del terremoto, tras una pequeña pausa, recuperada la calma, prosigo mi camino.
Dejo atrás las ruinas, me dispongo a seguir mi camino hacia un horizonte incierto...
( continuará...)
viernes, 12 de junio de 2009
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La palabra siempre puede ser el vehículo de bellos sentimientos. Un abrazo.