El movimiento de las hojas en el aire .

Esta mañana:
Me desperté de todas mis pesadillas y vi una luz moviéndose alegre por toda mi habitación, me pregunto si era un poema que bailaba en el aire.
Vi el aire libre escuchando la música que dejaba el viento con el caer de las hojas de un otoño, y le vi allí agachado, sentado al lado de cada hoja caída, deshecha ya, adquiriendo el tono del color del invierno, absorto, sumergido en sus propios pensamientos, ajeno al discurrir del río de su propia vida, él era esa vida no vivida, y esa música eran sus pasos.
Brillaban unos ojos dentro de aquel frío de ese invierno, apareció la calma, le llamé por su nombre y ni siquiera me escuchó, siguió absorto perdido dentro de aquella música, me fui, la dejé alegre en su pensar, vi mi propia música, miré al cielo una vez más, sí, él estaba allí en ese aire, igual que siempre, como si no hubiese pasado el tiempo, como si sus pasos de porcelana rota, nunca hubieran existido al volar, y ya desde el cielo se dejó caer, hacia esos abismos infinititos que nunca hubieran existido, a no ser que mi propio corazón estuviese esperándole, pero no, yo ya no esperaba a nadie , y menos aún a él, el aire seguía allí, tan vivo como siempre, simplemente yo le respiraba…