A veces creo que no tengo derecho a nada, a veces ni siquiera a existir , y lo noto y lo siento así.
Y jamás me creerá nadie si lo digo, y da igual que diga que ya he dejado de existir, nadie lo notará,
solamente el tiempo de mis versos que no riman con nada , no obedecen a métricas
ni a vientos, ni a mares embravecidos, ni siquiera a las calmas
que atraviesan los desiertos durante el invierno.
A veces puede cansar la existencia
pero a mi no, porque ya deje de existir,
y da igual que me lean o no,
que me comenten o no, o que me escriban mails en arameo o en braille,
o simplemente en latín.
Es igual.
Me tomo un descanso. Besos.