No esperaba
que la muerte
se comportase así
conmigo.
Y se llevase
todos mis
colores sin avisar.
Se acabaron
los jardines de
mi alma
y los crepúsculos
del sol
que amaba.
Ahora solo
vivirà en mi
un silecio
roto
por el sonido
de una campana
triste
en mi entierro
de flor.