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lunes, 16 de agosto de 2010

El viento.

Sigue sonriéndome el viento,mientras paseo entre los árboles.

Y , aunque sueño con poder echar raíces, me muevo ligera como hojas de otoño.

Tal vez cuando deje de soplar el viento, y me pose en la tierra, me desintegre y cambie de forma, entonces dejaré de volar.

Como dije en mi anterior entrada siento añoranzas de estabilidad.

3 comentarios:

  1. La estabilidad es cómoda pero aburrida.
    Casi mejor volar.
    Aunque como en todo el punto medio suele ser lo mejor.

    Besos.

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  2. Bueno, no es un volar de alas, sino un dejarse caer como hoja de otoño por pérdida tal vez del punto de apoyo.
    Pero no importa, sé que mi destino será fundirme con la tierra..., quizás después de un largo viaje.

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  3. Yo te diría algo que me dijeron una vez y que me pareció estupendo: "de la cintura para arriba se puede volar hasta donde uno quiere, de la cintura hacia abajo, debemos estar bien plantados sobre la tierra...", es decir, es bueno echar raíces pero nunca hay que dejar de soñar, tampoco vivir de sueños porque la realidad nos invita a vivirla.
    Es cierto que cierta estabilidad es necesaria, pero también es cierto que debemos tener nuestra propia autonomía de vuelo. Apoyarse demasiado en otro u otros, hace que el día que falte alguno, se nos venga el mundo abajo. Cada cosa tiene su tiempo, que seguramente no es el mismo tiempo que el nuestro, por eso nos desesperamos por alcanzarla, pero lo cierto es que sólo se dará cuando sea la hora, no vale la pena "buscar" lo que ya nos está reservado, lo único que conseguiremos es perder el tiempo.

    Un beso inmenso, Amapola :)

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La palabra siempre puede ser el vehículo de bellos sentimientos. Un abrazo.